El Señor de Santa Cruz despertó pasión y esperanza en los fieles
La iglesia de San Francisco abrió un año más sus puertas en Semana Santa para que saliera el Señor de las Tribulaciones, que, desde la epidemia de 1893, viene velando por los ciudadanos.
16/abr/14
El Señor de las Tribulaciones procesionó ayer desde su iglesia de San Francisco a las principales calles de El Toscal, para cuyos vecinos es todo un símbolo de fe y esperanza, ya que, igual que hiciera en el pasado, sigue ayudando a los que han estado en el camino del dolor y el sufrimiento.
La misa fue oficiada por el párroco Jacinto Barrios Acosta y predicó Francisco E. Hernández Santana, sacerdote diocesano.
Al salir la procesión se estrenó la obra dedicada al Señor de las Tribulaciones, cuya parte musical es de Julio Sánchez Fleitas y letra de José Fariña Bethencourt. El arreglo fue hecho por José Miguel León Adrián. La interpretación corrió a cargo de la Banda Municipal de Música de Santa Cruz de Tenerife y la Gran Tinerfe.
El párroco Jacinto Barrios destacó que "en esta Semana Santa no debemos ser meros espectadores de las procesiones y actos, sino actores de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo en las diferentes escenas de la vida. Hay que ser portadores de paz, concordia y ayuda a los necesitados".
Fieles a la tradición, las calles por donde pasó el cortejo procesional contó con alfombras.
La imagen del Señor de las Tribulaciones fue donada en 1802 por José Carta (tesorero general de las Reales Rentas) al convento franciscano de San Pedro de Alcántara (actual parroquia de San Francisco de Asís), situado en el histórico barrio de El Toscal, en pleno centro de la capital. Anteriormente la talla se encontraba en el Hospital de Dolores, en la ciudad de La Laguna. Es un busto de eccehomo, de técnica mixta, desde pasta de maíz a telas encoladas.
El milagro atribuido al Señor de las Tribulaciones tuvo lugar en la casa de la familia Carta en Santa Cruz de Tenerife en la primavera de 1795, y fue curar de una grave enfermedad a la esposa de José de Carta, llamada María Nicolasa Eduardo.
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